Un genuino representante de la prestigiosa marca americana, FORD, es sin duda el TDCi Edge 2.0 . Este compacto sin ser líder en ventas, a diferencia de los grandes SUV, ha cosechado un lugar exitoso dentro de la empresa.
Una máquina capaz de proveer 210 CV, el Edge 2.0 TDCi de Ford
Reseña histórica sobre el Edge de Ford
Haciendo un breve recuento histórico acerca de los vehículos americanos con trayectoria exitosa en Europa, seguro muchos se escaparán de la lista. Obviamente las ventas arrolladoras que han tenido lugar en USA, no necesariamente tienen que suceder aquí, y al revés. Aún así los europeos han ido adoptando propiamente ideas yanquis, como el caso de los SUV grandes. Al ser demandados por el mercado, las marcas los proveen desafiando cualquier tipo de adversidad, tal caso corresponde al vehículo que hoy nos ocupa; el Ford Edge 2.0 TDCi de 210 caballos.
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El Edge de Ford ha arribado a los concesionarios europeos hace relativamente muy poco tiempo, sin embargo su historia data de más atrás. En el 2006 sale al mercado americano la primera generación, del citado compacto, en tanto que la segunda no apareció sino luego de ocho años, llegando con ella también la ubicación en otro continente. No fue cuesta arriba para Ford, el proceso de adaptación a los conocidos estándares europeos, y el Edge, voilá, llegó a tierras que clamaban un SUV durante el año 2016, dos años posterior al lanzamiento en tierras de origen.
Un dato curioso es que apenas había transcurrido un año del lanzamiento de la primera generación, cuando al Edge le fue otorgado un premio como reconocimiento al mejor compacto tipo SUV del país. En los Estados Unidos de América, la producción es en gran escala por lo que para nosotros es grande para ellos es compacto. En el caso del Edge, sus casi 5 metros de longitud ni son compactos ni tampoco comunes en Europa, donde obviamente se le ubica entre los SUV de gran tamaño, en el segmento D-SUV, compitiendo con rivales de la talla del el Nissan X-Trail, el Peugeot 5008, o el reciente Renault Koleos, por solo nombrar algunos.
La clave está en el tamaño…
Sin duda el tamaño representa una de las claves de este vehículo. A decir verdad, no existe problema con el largo, de hecho, es común encontrar autos con ese tamaño, e inclusive mayor. El problema lo trae consigo las proporciones del mismo, al hacerlo exageradamente incómodo en cuanto a predios urbanos se refiere. Los casi dos metros que posee de ancho son alarmantes para los garajes del tipo europeo, e igual sucede con las enrevesadas, en los núcleos urbanos pertenecientes a las ciudades.
Amplio, espacioso y confortable por dentro, por fuera es todo un espectáculo digno de admirar.
Cabe destacar el estilo americano que luce el Edge, haciendo gala de fortaleza y en franco homenaje a su proceso de construcción a base de martillazos en pleno corazón industrial del continente americano, aún cuando es fabricado en Canadá. Su estilo atrapa miradas por su prestancia o por el color, el diseño o el tamaño. Al parecer cae bien en el gusto del público, tendencia que pudo evidenciarse en el caso de la unidad de pruebas equipada con el paquete estético ST-Line.
Al igual que la gigantesca carcasa que posee, el interior también resulta grande en extremo. Sin embargo, de todo esto, llama la atención que los americanos finalmente hayan apostado por tan obsoleto diseño. Desde hace cierto tiempo los modelos Ford diseñados para Europa, por Europeos para el mercado europeo lucen diferente diseño de interiores, más actual, más centrado en estándares modernos. Ford ha preferido optar por ser conservadora en este sentido, adoptando un esquema harto conocido en los predios comerciales afines consigo misma.